Latín lovers. La lengua que hablamos (aunque no nos demos cuenta)

Emilio del Río, Latín lovers. La lengua que hablamos (aunque no nos demos cuenta), Espasa, Barcelona 2019.

Emilio del Río, Latín lovers. La lengua que hablamos (aunque no nos demos cuenta), Espasa, Barcelona 2019.

Libro recomendado por Esteban Bérchez Castaño

A veces da la sensación de que la cultura sea algo que haya de ser buscado y no entendemos que no se debe concebir como un fin; antes al contrario, conviene hacer un alto en el camino para apreciar nuestro entorno. En lo cotidiano hay belleza, curiosidad y motivación suficientes para saciar y hasta colmar las ansias de conocimiento más ávidas. Y de esto trata el libro. De inquirir, profundizar, extraer la belleza etimológica y semántica de lo cotidiano: de la economía, la astronomía, el deporte, la televisión, la gastronomía y enología, los juegos, los enseres… Sírvannos como botón de muestra los siguientes ejemplos, de los muchos que podrían extraerse del libro: las cerdas de una brocha y el animal se llaman igual porque provienen de la palabra latina saeta, que significa entre otras cosas “pelo áspero”; la palabra champiñón por su parte es un préstamo del francés que a su vez viene del latín campaniolus, “que crece en el campo”; Grease, que da título a la célebre película protagonizada por John Travolta y Olivia Newton-John, significa en inglés brillantina, gomina, y proviene del latín crassus ‘gordo’, que también da en español grasa; desastre, significa literalmente “no hay estrella”; Cónyuge, yugo, cigoto y yoga tienen el mismo origen; igual que roble, rubio, rubí y robusto o Argentina y argumento; nada tiene que ver “hacerse el sueco” con Suecia y así un largo e interesante etcétera.

Es, fuera de toda duda, un acierto incluir secciones culturales en programas de entretenimiento de los medios audiovisuales, como es el que dirige Pepa Fernández, No es un día cualquiera. Este libro es precisamente fruto de la sugerente y sugestiva sección que Emilio del Río hace los domingos “Verba volant”. El tono distendido a la par que científico del programa se plasma con armonía en la letra impresa, dando así sentido completo con este libro al proverbio latino Verba volant, scripta manent.

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