Trilogía de Cicerón: Imperium, Conspiración y Dictator

Imperium. Robert Harris. Editorial Debolsillo

Libro recomendado por Esteban Bérchez Castaño

Hay libros cuya lectura te deja un regusto que te acompaña durante varios días. No es ningún sentimiento concreto, sino más bien una sensación —acaso catártica— que te imprime lo sugerente del argumento o el atractivo de los personajes, a la vez que otros factores como el momento y lugar de la lectura, el estado anímico o la compañía silenciosa que te ampara. Esta trilogía desde mi experiencia personal entra en esta categoría. Se trata de una vida novelada del político y orador Cicerón en tres libros (Imperium, Conspiración y Dictator), unas mil quinientas páginas en total, y de una crónica de uno de los periodos históricos más críticos de la Historia como es el fin de la República romana. El narrador es Tirón, esclavo primero y secretario después de Cicerón, quien al parecer compuso realmente una biografía del orador hoy no conservada. Robert Harris con esta trilogía que le llevó doce años escribir consigue a partir de las innumerables fuentes antiguas sobre la vida y obra de Cicerón crear una narración lineal y coherente con tres momentos estelares que se equiparan con cada uno de los tomos: el enfrentamiento de Cicerón contra Verres, el sofocamiento del golpe de estado de Catilina y la invectiva contra Marco Antonio. Y es que no hay ningún autor romano del que hayamos conservado tantas obras y del que podamos reconstruir con tanto detalle su pensamiento y su vida —año a año, mes a mes y a veces día a día y hora a hora—.

Al final del libro afirma Tirón con contundencia una frase que vertebra la vida entera de Cicerón: “Lo único que perdurará de nosotros es lo que quede escrito”. Harris en un estilo trepidante propio del thriller encadena las cartas, discursos, tratados y poemas del orador romano con una atrayente y atractiva trama. Habrá quien rechace el género de la novela histórica por falta de rigor, pero no es este el caso y allí donde el autor puede tener algún lapsus es totalmente lícito en aras del desarrollo del argumento. Las obras de Cicerón brillan por sí solas, pero no está de más que a veces nos presenten, aunque sea de forma ficticia, el lado humano del que fue uno de los personajes más relevantes en la Roma antigua.

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