Las tripas de Himmler

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Libro recomendado por Martí Domínguez Romero

Las confesiones de Himmler. Arno Kersten. Editorial Pasado & Presente

El Reichführer Heinrich Himmler representa una de las figuras más negras y siniestras de la historia. El tirano entre los tiranos. Como diría Borges, un personaje para “fatigar la infamia”. Fue el ejecutor de los planes del holocausto, de la pureza racial, el director de las Waffen-SS (que el general norteamericano George Paton admiraba por su valor y entrega), el encargado de los programas de eugenesia y eutanasia… En estas “confesiones”, escritas por su médico de cabecera, el doctor Arno Kersten, de origen finlandés, asistimos a las conversaciones que tuvo Himmler con su galeno, que lo trataba casi todas las semanas de sus agudos problemas intestinales. Himmler fue un enfermo crónico, y su médico poco a poco se convirtió en imprescindible. De este modo, ante él, y tal y como lo cuenta Kersten, Himmler se relajaba y le abría su corazón. Evidentemente, Kersten muestra el corazón de un fanático, de alguien que se cree la reencarnación de diferentes personajes históricos, y que asimismo es muy dado al esoterismo y a las pseudociencias. De este modo, durante el tratamiento, Kersten le va pidiendo favores, todos ellos relacionados con amigos o conocidos que han caído en manos de la Gestapo y que van correr la peor de las suertes. Himmler, página tras página, y en agradecimiento a las manos prodigiosas de su doctor que le alivian de sus males digestivos, les concede la gracia y los deja en libertad. Quizá este sea el punto más flojo de la relación entre ambos, la posible complicidad del médico con su paciente. ¿Hasta qué punto Kersten no participó pasivamente en los planes de su enfermo? Evidentemente, en estos recuerdos Kersten se afana en demostrar lo contrario, incluso muestra los planes que tenía la Gestapo para asesinarlo, al considerarlo, no sin motivos, un espía. Y, ciertamente, Kersten utilizó su proximidad a Himmler para pasar información confidencial al gobierno finlandés. No obstante, ¿qué hubiera pasado si se hubiera negado a tratarlo? Quizá habría enfermado gravemente y no hubiese podido llevar a cabo el holocausto con aquella meticulosidad que lo caracterizaba. En cualquier caso, estas memorias sobre Himmler se leen muy bien, pues descubren el espíritu del nacionalsocialismo en toda su profundidad. Y también a uno de sus mayores líderes, aquejado por problemas de salud, y por irresolubles dudas existenciales. Porque Himmler era hijo de una familia fervientemente católica y, en sus últimos días, pensó que quizá había ido demasiado lejos con el tema judío. Humano, demasiado humano… Estas confesiones muestran muy fidedignamente las diferentes caras de uno de los mayores monstruos de la historia.

 

 

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