Lectura recomendada por Lucio Cubas. Librería Tirant lo Blanch.
Escritor maldito, narrador sucio, genio loco… la idea de reseñar esta obra de Bukoswki, más que convertirla en una recomendación, quisiera tornarla en súplica. Nadie debería no leerle. En el mayor alarde de mi ignorancia, decidí no leer antes ninguna obra suya por lo mitificado del autor, por su sombra demasiado alargada, por el rechinar de un orgullo propio que a veces nos hace perdernos demasiadas cosas; aunque atraído por esta clase de literatura, descubrí a Fante, Vian, Miller, Salinger o a mi más envidiada que laureada Generación Beat.
Y una tarde de Otoño, frente a un acantilado al poco de ver un atardecer en la punta más bonita de mi isla preferida, cayó en mis manos Factotum, me sorprendí, leí a desgana la sinopsis, fruncí el ceño y burlón contesté, “el de la maquina de follar… prefiero a Fante”. Iluso. Tenía en mis manos la biografía de Henry Chinaski, alter ego del autor, de sus años de juventud, cuando lejos de ir a la guerra junto a sus compatriotas, decidió viajar por su país, buscando algo que escribir, deambulando borracho por un país cerrado, trabajando lo mínimo, donde nadie quería trabajar. Follando lo mínimo, donde nadie quería follar y bebiendo lo máximo, lo que nadie quería beber.
La forma en la que está escrito es salvaje, frases cortas, concisas, donde un protagonista borracho, sucio, pobre, enfermo, no deja de empatizar contigo de un modo extraño. Sus dialogos son látigos de humor, dignos de los mismisimos hermanos Marx, y la moraleja… ¿qué moraleja? Los escritores de verdad, no saben ser felices.
Ruego disfruten de esta lectura, si les es a bien, junto a un buen whisky o un mal vino, aprecien su retrato de la sociedad en la que vivía, aprecien su desgana mientras vive las aventuras de las que otros alardearían, la apatía del que no quiere hacer nada y lo hace todo, disfruten a Bukowski.
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