Libro recomendado por José Félix Escudero Pitarch.
En los años que fui editor, recuerdo que reflexionábamos en los consejos de edición sobre la importancia del título en la venta de libros y debo decir que mi punto de vista sobre el tema coincidía con quienes la daban una cierta importancia para canalizar oralmente la propagación de los títulos. Para muestra de mis antiguas convicciones el libro que ahora os recomiendo: El club de lectura del final de tu vida, del periodista y editor neoyorquino Will Schwalbe.
Entré en la librería, una de las tantas que trajino habitualmente y me llamó la atención el título, quizás por lo del club de lectura, ya se ve que soy un lector furibundo, pero también por lo del final de tu vida. Ahí había algo serio, algo distinto y tenía que descubrirlo. Giré el libro y leí en la contracubierta: “ ¿ Qué estás leyendo?. Esa es la pregunta que le plantea Will Schwalbe a su madre, Mary Ann, en la sala de espera de la unidad de oncología del hospital Memorial Sloan-Kettering. La respuesta es un largo diálogo entre madre e hijo, convertido en un particular club de lecturas mientras la vida de Mary Ann se dirige inexorablemente hacia el ocaso”
En un estilo directo, informativo, sin estridencias y cargado de responsabilidad, afecto y buenas dosis de ternura, pero también de realismo, el autor hace honor a su condición de periodista e hijo y relata una intensa relación de dos años, en la que los libros adquieren una relevante posición terapéutica y ubicua.
Scott Fitzgerald, Bolaño, Dante, Lewis Carroll, Dickens, Updike, entre otros muchos, son analizados concienzudamente entre terapia y terapia para que de las reflexiones surja el asombro, la pedagogía, el consejo o la actitud necesaria para ayudarnos a encontrar nuestro lugar en el mundo. Cuando nuestros personajes leen por separado el mismo libro no son una persona enferma y otra sana sino una madre y un hijo que viajan por esos universos literarios tan variados y dispares pero tan próximos como el esfuerzo de conocimiento que les une.
Hay momentos en que dudas si continuar con la lectura pues conoces el final del cuento y eso a veces desmerece los compases, pero hay tanta verdad, tanta intensidad y tanta sinceridad que sigues intentando descifrar las claves del proceso. Morir es como amar, dice Luís Rosales, es un aprendizaje progresivo y asiduo y en las páginas finales de la obra descubrimos la talentosa paciencia con que se desarrolla ese aprendizaje.
Más allá del interés que puede suponer para lectores promiscuos la extensa nómina de libros que interviene en ese club de lectura de dos persona, más allá del amplio anecdotario que se desprende de las reflexiones de parte y parte, en esta obra se trata sobre todo de aprender a vivir desde la inteligencia y la solidaridad para poder aprender a morir con la tranquilidad de quien ha hecho bien las cosas en el trayecto.
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