Libro recomendado por Esteban Bérchez
Fernando González “Gonzo”, Mis fronteras, La Caja Books, Valencia 2019.
“La violencia late en las entrañas de toda frontera”. Efectivamente, uno de los motivos de violencia más común es la frontera en sí, pero también el hecho de querer generarlas, es decir, de mostrar físicamente la separación entre uno y otro, resaltando así las diferencias y ocultando las semejanzas, apelando a lo propio frente a lo ajeno. Se concibe la frontera como una supuesta protección contra lo desconocido, contra lo que puede ser diferente, porque en la variedad desgraciadamente no está solo el gusto, sino también los prejuicios. Ríos, fronteras, aduanas, muros, espacios de transición… un limbo con incierto futuro… un rito de paso… y al otro lado la esperanza de una vida mejor; esperanza sustentada acaso por la errónea certeza de que lo desconocido tiene que ser a la fuerza mejor, porque no puedes concebir algo peor de lo que estás viviendo.
El historiador griego Tucídides narró la Guerra del Peloponeso, la rivalidad entre Atenas y Esparta, en la que él mismo participó. Su método era la ‘autopsia’, que en griego significa ‘observación propia’, ‘visión directa de los acontecimientos’, y con ella dio una nueva perspectiva a toda la historiografía griega. Gonzo, cual Tucídides moderno, vuelca en el papel sus vivencias laborales como reportero televisivo e imprime su sello personal, ahondando en los sentimientos y en las emociones que lo narrado le ha provocado. Apropiado nos parece, por tanto, el determinante posesivo del título “Mis fronteras”, que no alude a las fronteras que el autor ha establecido —todos acabamos haciendo nuestras propias separaciones—, sino de las fronteras que a lo largo de su experiencia como periodista ha conocido y, nos atreveríamos a decir, ninguna de ellas satisfactoria, aunque sí enriquecedora en tanto que nos permite conocer el carácter humano, aprendiendo de las buenas actitudes y poniéndonos alerta ante las malas.
26 breves capítulos, cada uno representativo de una letra del abecedario y en todos ellos como denominador común la migración, que es uno de los efectos de las fronteras. Incompleta nos parece la definición que hace el DRAE de este vocablo: “Desplazamiento geográfico de individuos o grupos, generalmente por causas económicas o sociales”, ya que habría que añadir como causa principal el miedo y, aunque suene paradójico, la valentía de afrontarlo. Contrabando de personas, deportaciones, huidas, violaciones son solo unas muestras de la infinidad de horrorosas consecuencias por la mala gestión que los países hacen de la migración y, sobre todo, por la maldad de las personas que se aprovechan de las necesidades ajenas. En el libro deambulan distintos escenarios: México, Gaza, Mozambique, Bangladesh, Siria, Jordania, Marruecos, España… en todos sitios hallamos lo mismo, en diferentes grados, pero lo mismo.
Sírvanos como acicate para la lectura de este libro la apelación y la advertencia de Gonzo a su lector: “Usted, que lee estas líneas, puede ser el próximo migrante o un descendiente de migrante. O puede que esté leyendo este libro mientras un migrante le lleva en taxi o limpia su casa. Migrar no depende del quién, sino del dónde y del cuándo” (p. 75).
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