Un Ovidio rejuvenecido

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Libro recomendado por Esteban Bérchez

Las traducciones contienen una especie de desazón vital: nacen con el fin de hacer accesible a otras personas un texto, pero están condenadas, sin llegar a morir del todo, a perder poco a poco su brillo y su primigenia razón de ser, pues las traducciones caducan y, con el paso del tiempo, dejan de sentirse cercanas para convertirse en débil testimonio de lo que fueron. Pero, además, la persona que traduce tiene que cargar con el propio peso de la culpa; la culpa de alterar, transformar, interpretar, al fin y al cabo, la obra original para ofrecer un producto que atraiga a un público lector. Bajo la culpa, sin embargo, yace una resignación que está azuzada por la responsabilidad. Ovidio es inmortal —¡qué duda cabe!­—, pero es gracias en parte a las traducciones de sus obras que sigue influyendo en la cultura actual; versiones que, sucediéndose unas a otras, adquieren una nueva pátina y dan una imagen rejuvenecida de unos versos que rezuman contemporaneidad en su contenido, pero quizá antigüedad en su forma.

Hay quien lee a Ovidio en latín y hay quien lo lee a través de los ojos del traductor, que consigue así compartir con el gran poeta un pequeño porcentaje de la autoría. He aquí una nueva interpretación de las celebérrimas Metamorfosis ovidianas de la mano de Xavier Mata Oroval, profesor de latín y músico, rítmica y armónica simbiosis, acaso idónea para dar una peculiar y novedosa versión de un Clásico (la mayúscula es intencionada). Se trata de una antología, palabra que, por cierto, proviene del griego y significa etimológicamente ‘elección de flores’ y que se equipara con el rimbombante vocablo latino florilegium ‘florilegio’. Se trata, como decía, de una antología, es decir, de un ramillete de flores confeccionado por el traductor, a tenor —suponemos— de sus preferencias y querencias. 27 historias mitológicas de las más de 250 que Ovidio compuso y a las que preceden, por un lado, preciosas ilustraciones de Aitana Carrasco que en una imagen condensan planteamiento, nudo y desenlace de la historia, y por otro los sugerentes, por originales, títulos. La turbulenta narración de Apolo y Dafne es “El llorer de la derrota”; la accidentada fábula de Acteón y Diana es “El caçador caçat”; o el asombroso amor de Pigmalión por su propia obra recibe el título de “L’art de la vida”.

La originalidad de Ovidio, tan dado al juego de palabras, tiene en Mata Oroval un emulador y para muestra algunas frases de su breve, amena y reflexiva introducción: “Fet i fet, l’obra magna d’Ovidi sembla un magma enorme i indòmit, poc amic de les estructures”; “MET-AMOR-FOSIS […] subtil joc de paraules del nostre autor, on s’estaria al·ludint alhora a dos grans fils conductors del poema: la metamorfosi i l’amor”; “[Metamorfosis] és un extens catàleg de possibilitats amoroses: amor homosexual (Jacint), amor a un mateix (Narcís), amor conjugal (Baucis y Filèmon), sexe brutal i animal (Tereu), amor sublimat (Pigmalió), amor incestuós (Biblis i Caune), amor interespècies (Pasífae i el bou)…”; “Ovidi és un mestre a narrar amb efectes especials, d’una manera molt cinematogràfica, cosa perceptible especialment en l’original llatí, amb una col·locació de paraules molt efectista”; “Que l’art imita la natura era un tòpic de l’antiguitat, però que la natura imite l’art és una afirmació ovidiana: l’art no és l’imitador sinó el definidor i creador de la realitat”.

Empezábamos hablando de la difícil labor —a veces no reconocida o infravalorada— del traductor. Sírvanos de ejemplo de la plasticidad de Ovidio y de la efectista versión de Mata Oroval las palabras que pronuncia Tisbe justo antes de suicidarse ante el cuerpo moribundo de su amado Píramo, quien —como siglos después hará Romeo en la obra de Shakespeare— se había quitado la vida creyendo que su amada había perecido: “La teua mà i el teu amor t’han dut a la mort, infeliç! També tinc jo una mà forta per a això, també tinc jo amor: aquest em donarà forces per a ferir-me. Et seguiré fins i tot mort i es dirà de mi, desgraciadíssima, que he estat causa de la mort i companya teua i, ai!, tu que només em podies ser arrancat per la mort, ni amb la mort te’m podran arrancar!”.

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