Libro recomendado por Vicente Ferragut, librería Tirant lo Blanch
Si en “La librería“, la novela de Penelope Fitzgerald llevada al cine con gran éxito
por Isabel Coixet, relata la incertidumbre que genera la llegada de una nueva librería a
un pequeño pueblo inglés en los años sesenta, y lo que representa la cultura y la sed de
sabiduría contra las tradiciones y las costumbres que generan el inmovilismo en esa
población rural, la novela de Shimazaki le da un enfoque totalmente distinto al
tratamiento de la librería como lugar común en la que sucede la vida y el devenir de los
personajes que la protagonizan.
“Hozuki, la librería de Mitsuko” es una novela corta, en la que el personaje principal,
Mitsuko, posee una librería de libros de lance en una pequeña población japonesa, con
gran fondo en libros de filosofía, donde comparte vida y espacio con su madre, y su hijo
Taro de siete años, inteligente y mudo. Para mantener la librería y a su familia Mitsuko
trabaja un día a la semana en un club de alterne.
Un día una mujer distinguida, esposa de un diplomático, entra con su hija, que entabla
amistad con Taro, de la misma edad, y este hecho crea un nexo común entre las dos mujeres.
Pero la historia es lo de menos. O no.
La novela habla de mujeres y sus relaciones familiares, sus vínculos materno filiales, y
de mujeres que cargan sus historias con valentía y siguen adelante.
La novela esta escrita con gran delicadeza y sensibilidad, al estilo de “Seda” de
Baricco, o “El amante” de Marguerite Duras, aportando constantes incursiones a las
tradiciones niponas, y muy especialmente a la escritura en kan-ji o hiragana, que
enriquece la lectura del relato, donde la importancia de las palabras y lo que esconden o
lo que desvelan, toma relevancia en el conjunto de la historia, aunque el hilo conductual
de la narración está en la imagen de persona “normal” que transmite la protagonista,
donde poseer una librería es símbolo de equilibrio y sensatez, lo que esconden los
secretos de la vida y, vivirla, sea como sea, en una historia que merece la pena ser
contada.
Su madre, creyente católica, habla sobre la fe con su hija…
“prefiero la filosofía. La fe es creer, la filosofía es dudar… “.
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